3 de marzo de 2011

La Junta General del Principado de Asturias exhibe la Carta de Jovellanos al Marqués de Camposagrado sobre el blasón del Principado de Asturias


El marqués de Camposagrado preguntó a Jovellanos en 1794 cuál era el verdadero blasón que debería pintar el Principado en sus armas. La respuesta le llegó en un mes, en una carta donde dictamina que el escudo que representara a los militares asturianos no podía ser otro que la Cruz de la Victoria. El argumentado y valioso informe cayó en manos del empresario astur-mexicano y coleccionista de arte Juan Antonio Pérez Simón, que lo adquirió en una subasta y decidió donarlo a la Junta General el pasado octubre con un compromiso que desde ayer se cumple.
El Parlamento asturiano exhibe ya, y con carácter permanente, el manuscrito original, conservado en una vitrina de cristal. Se trata del borrador completo que el ilustrado dictó a su secretario, José Acebedo Villarroel. Contiene anotaciones autógrafas del gijonés y se titula 'Carta de Jovellanos al marqués de Camposagrado sobre el blasón del Principado de Asturias'.
«Junto a su inestimable valor en el conjunto de la obra jovellanista, tiene una especial significación para esta Junta General y para Asturias que, cuando en 1984 adoptó su escudo tuvo particularmente en cuenta, así se hace constar en el preámbulo de la ley que lo regula, el dictamen del egregio Jovellanos en su carta», elogió ayer la presidenta del Parlamento, María Jesús Álvarez, durante el acto de presentación, uno de los muchos organizados para celebrar el bicentenario de su muerte.
La institución regional ha editado también una edición facsímil para su difusión, realizando una traducción, y un estudio firmado por la profesora universitaria Elena de Lorenzo Álvarez. También ha colocado una pantalla táctil al lado de la vitrina para consultar la traducción y escucharla.
La autora del análisis también destacó la importancia del documento. Según explicó, en su día existieron tres: la copia que dictó Jovellanos a su secretario el 30 de octubre de 1794, otra limpia para enviar al marqués y una tercera que remite a Carlos González de Posada en 1796. Sólo se ha recuperado la primera.
En cuanto a su contenido, De Lorenzo matizó que algunos detalles de la argumentación del ilustrado «no son exactos históricamente», aunque sí contrastó los datos con las fuentes de las que entonces disponía. «De los brazos de la Cruz de la Victoria no tendrían que colgar necesariamente el alfa y la omega, ni que éstos cuelguen identifica inequívocamente esta cruz; su espiga no implica necesariamente el carácter militar y regio; y poco hay que decir ya de la leyenda que asociaba este objeto con Pelayo y la Reconquista», argumentó para apoyar su análisis.
Además de De Lorenzo, han participado en los documentos exhibidos ayer la empresa Trea, responsable de la edición, y Josefina Velasco, Roberto Antuña y Teresa Soto, jefa y becarios, respectivamente, del Servicio de Biblioteca, Documentación y Archivo del Parlamento.
Al acto acudieron miembros de la comisión conmemorativa, como el ex presidente del Principado Pedro de Silva, y la diputada de IU Diana Camafeita.

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